Las primarias porteñas en Juntos por el Cambio dejaron heridas difíciles de suturar. No ayudó que Jorge Macri, el ganador de la elección, designara a Clara Muzzio –quien se autodefine como una dirigente con “ADN amarillo puro”– como su candidata a vicejefa de gobierno. Tampoco cayó en gracia la salida anticipada de María Migliore y Christian Werle, dos funcionarios del gabinete de Horacio Rodríguez Larreta que apoyaron la candidatura de Martín Lousteau. Estas actitudes alimentaron las peores sospechas del radicalismo, que entrevé una maniobra de los primos Macri –Mauricio y Jorge- para desalojarlos del futuro gobierno, recuperar la ciudad para el núcleo duro de Pro y luego pactar una alianza poselectoral con los libertarios porteños de Javier Milei.